LA MASCARADA
La índole especial de La Mascarada exigía, ante todo, plena libertad en cuanto a la atmósfera en que el autor quería situar a sus personajes: hacía falta un mundo imaginario, habitado por seres igualmente imaginarios, pero tan penetrados en la realidad, tan alejados de la alegoría y del símbolo, que el relato de sus vivencias más había de parecer una crónica de sucesos, de intrigas mundanas, que una creación por vías de especulación literaria. La magnífica forma cómo Moravia consigue su origen su original propósito, concede a La Mascarada honores de obra maestra, de epigrama magistralmente contrapuntado por la voz de la tragedia.